¿Vivimos una Relación, o seguimos una religión?
¿Recuerdas cuando recibiste a Jesús en tu corazón? ¿Cuando Él y Su Palabra llenaron tu vida de gozo y alegría? Eso es una relación íntima y personal con Jesús.
Dependencia de cualquier pastor, líder, iglesia, o denominación te lleva a la religión. Sin darte cuenta, terminas dependiendo de una persona, una institución, unas normas, un calendario, una tradición, o un programa.
El enemigo de nuestra alma sabe muy bien que en nuestra naturaleza
humana, nos resulta mas fácil seguir a un pastor o a un lider; seguir una
rutina, o un programa visible establecido, que buscar al Señor y Su voluntad en
oración. Es mas sencillo cuando te relajas y te dicen lo que tienes que hacer,
que cuando tienes que buscar
la presencia de Dios en tu vida, desesperarte, y esperar en el Señor para que el
Espíritu Santo te muestre el camino a seguir y la voluntad que Él tiene para ti.
Pero, cuando
Jesús ascendió a los cielos nos dijo claramente que nos convenía que se
marchara, que era lo mejor para nosotros, porque entonces, Él podría enviarnos el maravilloso
Consolador, el Espíritu de Verdad, El Espíritu Santo que viene del Padre, y que
nos recordaría todo lo que El nos dice y nos guiaría a toda la Verdad. Si Jesús
mismo tuvo que apartarse físicamente de nosotros para que aprendiéramos a
buscarle en Espíritu y en Verdad, ¿Porqué hemos de permitir que un libro, una persona, o una
institución, tome
ese lugar?
Jesús no nos dejó un libro, un pastor, o una organisación. Piénsalo
bien, ni siquiera mencionó las Sagradas Escrituras. El dió por hecho que La Palabra Viva, El mismo, nos ayudaría
y sería una lámpara para nuestros pies y una luz para nuestro camino. Él prometió Su ayuda y Su
Guía a través del Espíritu Santo, y eso significa y se traduce en mantener una relación íntima
y personal con Dios.
No tiene nada que ver con las reglas de una institución, o
instrucciones de segunda mano. Porque no se trata de tí, ni se trata de mí; se trata de Él. Se trata del Rey de reyes, del
Señor de señores y del Salvador de nuestra alma. Él está vivo, Él está bien, y somos Su Iglesia. Nos anhela, y nos ama, es el Buen Pastor, y cada
día quiere pasar tiempo
con nosotros.
«He aquí, estoy a la puerta y llamo», estas palabras son para ti y
para mí. El quiere cenar con nosotros cada día, porque murió por su Iglesia,
construida con corazones.
Murió y resucitó por nosotros
porque quiere formar parte de nuestra
vida diaria y de nuestro caminar
con Dios. ¿Vamos a dejar que
alguien, o algo, tome Su lugar? ¿Vamos a cambiar la Gloria de
Dios en nuestras vidas por una institución humana? Si lo hacemos, Jesús nos
dirá: “Nunca os conocí, apartaos de Mí, hacedores de maldad.”
Cuando conoces a Jesús, cuando tomas tiempo personal con Él y escuchas su voz; cuando sientes el gozo del Espíritu brotando como agua viva en tu corazón, entonces vives la libertad. El Señor mandó a sus discípulos que esperaran al Espíritu Santo y obedecieron. Gracias a eso, gracias a su obediencia, bajó el ungimiento y el poder de Dios, y aquellos hombres transformaron el mundo. ¿Que hubiera pasado si en vez de esperar al poder de Dios en el Espíritu Santo hubieran decidido formar una denominación con un líder, y hacerlo a su manera en un templo? Es ese caso, la historia hubiera sido muy diferente.
Lo terrible del tema es que puede pasar mucho tiempo sin
darte cuenta de que sigues una religión y vives una rutina. La sutileza en el engaño del enemigo
es impresionante y te ofrece un sustituto de Jesús casi idéntico al verdadero. El poder de la mentira religiosa
es muy fuerte, y la diferencia solamente podemos notarla en el interior de nuestra alma, a la luz de las palabras de Jesús, escritas
en rojo en la Biblia.
Pregúntate a tí mismo: ¿Me guía mi mente y mi intelecto?. ¿Me guía una
doctrina? ¿Me guían las normas y los caminos de una instritución o una iglesia? ¿Me guía un líder o un
pastor?. ¿O me guía el Espíritu Santo? ¿Estoy tomando tiempo íntimo y personal con Jesús en oración,
devoción y adoración cada
día? ¿Puedes decir como Pablo: “El amor de Cristo me constriñe”? ¿Anhela mi alma esa relación con el Pastor de mi vida?
Donde está el Espíritu de Dios, allí hay libertad. Donde
está el espíritu de una iglesia, o de una
denominación suele existir una obra en construcción, unos métodos a
seguir y unas metas impuestas que debemos conseguir. No vemos a Jesús
diciendole a sus discípulos: «Vamos a reunirnos en el templo para el sermón
de la montaña”. Él no dice,
“Es estupendo estar
aquí en la casa de María, pero vayamos a la sinagoga, porque tengo que comunicaros
un mensaje”. Jesús es la cabeza del cuerpo y
vino para servir. Ellos formaban una familia. Así empezó la Iglesia primitiva,
y por la Gracia de Dios, así terminará cuando Él regrese.
El nunca habló ni presumió de edificios, sin embargo, una
gran mayoría de cristianos están enfrascados en una carrera por conseguir el
templo mas grande, mas bonito y con mas asistentes. Algunos hermanos te dicen: «¡Tienes que venir nuestra iglesia! Es muy grande, y es muy reconocida y aceptada en la
ciudad. Es la mejor, y la mas bonita! ¡Somos muy numerosos!” Pero, “¿Que casa me construiréis? Dice
el Señor.” Es realmente absurdo y satánico llamar “Iglesia” a una construcción
de ladrillos. No tiene sentido.
Por el contrario, los hemanos operaban desde sus casas y se
les conocía por el simple nombre de la ciudad donde vivían. «Carta a los
santos y fieles en Cristo que están en Efeso». Eran una família, operando en pequeñas células o
grupos familiares que se multiplicaban sin cesar. Cuando Pablo escribía: “A la
Iglesia de Dios que está en Corinto”, la carta les llegaba sin contratiempos,
porque eran un cuerpo, eran
la esposa de Cristo.
Por el contrario, si hoy día enviara una carta a la iglesia de Barcelona, esa
misiva nunca llegaría, porque tenemos 50
instituciones diferentes, 50 locales
a los que llaman “iglesias”, donde
se congregan 50 denominaciones distintas, que ni siquiera se conocen entre
ellas; y lo que es
peor, los líderes de esas
organizaciones se miran unos a otros con recelo, temor, y desconfianza, procurando que nadie
toque lo que consideran «su rebaño» particular. ¿Qué estamos haciendo? Ese no es el Camino
angosto por el que debemos caminar. ¡Que Dios nos ayude!
Esta situación actual, y la
actitud tibia y
neutral de muchos hermanos, demuestra que existe el temor del hombre, el deseo de agradar a los
líderes que tienen señorío sobre los miembros del cuerpo y se aprovechan de
ellos usando la vieja ley del antiguo pacto. Desgraciadamente suele ocurrir que la parte
económica encabeza la lista de prioridades de la iglesia, especialmente porque
tienen que cubrir los enormes gastos del mantenimiento del templo, y el salario del «pastor».
Pero la prioridad de Jesús era ser “Uno con el Padre, y hacer Su voluntad”; y ese mismo sentimiento debería ser
nuestra motivación. Es bueno hacer cosas por Jesús, es inspirador, pero debemos
hacerlo a Su manera y en Sus términos. No es lo que sabemos hacer, o lo que podemos hacer, en nuestra propia
fuerza y con nuestra propia sabiduría.. Nuestra devoción, nuestra inspiración, nuestro
sustento, nuestra seguridad, nuestra visión, debe venir de Cristo Jesús, y no de nosotros mismos; mucho
menos de un líder o las normas de una denominación eclesiástica.
Cristo es el Pastor, y la victoria está en “Conocer a Jesús”, mantenernos muy cerca de Él en oración, y seguir
la guía del Espíritu Santo. «A los cuales
quiso Dios hacer notorias las riquezas de la gloria de este misterio entre los
Gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.”
Colosenses 1:27
Si estás actuando en rebelión con El y con su Espíritu
Santo, ¡páralo todo!, arrepiéntete, porque no estás ayudando a nadie con esa actitud,
especialmente a tí mismo,
y estás siguiendo un falso evangelio; vuélvete a Jesús y acercate a El
para conocerlo de la forma correcta, íntima y personal.
Reconócelo en todos tus caminos, humíllate delante de Él, pídele ayuda y síguelo. Deja de
seguir al hombre.
No seas tibio, porque El viene pronto, y la
neutralidad es el peor estado para cuaquiera de sus hijos. La Palabra no
está escrita para pasar páginas; La Palabra es Jesús, está viva y conforma nuestra realidad. Estamos
llamados a amarle con todo nuestro corazón, porque Él nos amó primero. Lo amamos con
todas nuestras fuerzas, con toda nuestra mente y con todo nuestro corazón
porque Él es todo.
Se trata de Cristo,
no de la iglesia,
una organisación, un pastor, o una denominación. Empieza a construir tu
relación con Jesús, ten comunión con Él a diario, lee Sus Palabras en los Evangelios, estudia las Escrituras, y crece
en tu vida de oración.
Ora y pídele al Señor sabiduría; que te muestre el sutil
engaño del enemigo, cuyas mentiras son enormes, están muy esparcidas, y no
podemos permitirnos andar en ellas, porque Jesús nos llama a seguirle y a
amarle con todo el alma;
una devoción y sumisión diarias a nuestro Señor y Salvador Jesucristo. No dejes que nadie te diga como ser
un cristiano. No lo hagas. Buscalo de todo corazón, porque sólo Él conoce el tuyo. Tu
pastor no estará allí cuando Él
venga a por tí, o cuando te presentes delante de Él. Deja que Jesús sea tu Pastor y el
Señor de tu vida, que sea Él
mismo el que te muestre el Camino,
deja que el Espíritu Santo te guíe, no deperdicies tu vida y tu tiempo con
cosas aparentemente «buenas». El camino a la perdición está pavimentado con buenas intenciones.
¿Es Jesús el timón de tu barca?…
“El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido,
pero no sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido
del Espíritu.” Juan 3:8
“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que adoren.” Juan 4:23
Solo hay Un Camino, y “Un poco de levadura
leuda toda la masa.” Gálatas 5:9
Rebecca
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(Traducido y editado por José Torres Arjona) a